Cuentos de hadas en JS #3 El traje literal del emperador.

Había una vez un emperador muy presumido que se pasaba todo el día mirándose en el espejo. Un día llegaron al reino unos tejedores y pidieron audiencia con el rey.

Su majestad - dijeron los tejedores - queremos ofrecerle la posibilidad de vestir el traje más maravilloso del mundo.

¿Y qué tendrá de special ese traje? - pregunto el emperador.

Será el traje mas hermoso el mundo. - contestaron los tejedores, - pero sera invisible a ojos de los necios.

El emperador muy intrigado accedió a comprar el traje y los tejedores se pusieron a trabajar.

const traje = {}

Pasado un tiempo el emperador tenía curiosidad por ver su traje pero al mismo tiempo no se atrevía a ir a verlo. No estaba seguro de si sería invisible para él, así que decidió enviar aa uno de sus ministros. Cuando el ministro llegó al telar los tejedores le mostraron el maniquí que sostenía el traje, elogiando cada uno de sus detalles. El ministro se limpió las gafas varias veces pero no vio nada y se dio cuenta que los tejedores querían estafar al rey. Sin embargo temiendo que todos le tomaran por tonto decidió fingir. Se acercó al maniquí y evaluó todos los detalles del traje uno a uno.

const traje = {
  camisa: null,
  pantalones: undefined,
  zapatos: ""
}

function evaluarTraje() {
  return (
     traje.camisa === undefined && 
     traje.pantalones === undefined &&
     traje.zapatos === undefined
  )
}

if(evaluarTraje()) {
    console.log("Sois unos farsantes.")
} else {
  console.log("¡Qué tela más maravillosa! ¡Que colores!")
}

¡ Qué tela más maravillosa! ¡ Qué colores! - 디조 알 핀.

Unos días más tarde los tejedores pidieron más oro al rey para continuar trabajando. El emperador decidió entonces enviar a otro de sus ministros para comprobar cómo iba el trabajo antes de darles el dinero.

Cuando llegó al taller al ministro le ocurrió lo mismo que al primer enviado del rey. No vio nada, pero pensó que si evaluaba correctamente todo el mundo se reiría de él. Se acercó con curiosidad al traje y fingió repasar cada una de sus partes.

const traje = {
  camisa: null,
  pantalones: undefined,
  zapatos: ""
}

function evaluarTraje() {
  return (
     traje.camisa == null && 
 traje.pantalones == null &&
     traje.zapatos == null
  )
}

if(evaluarTraje()) {
    console.log("No veo ningún traje.")
} else {
  console.log("¡Deslumbrante! ¡Un trabajo único!")
}

¡Deslumbrante! ¡ Un trabajo único! - 감탄사.

Tras recibir las noticias de su enviado el emperador no pudo esperar más y decidió ir con su séquito a comprobar el trabajo de los tejedores. Al llegar al taller miro una y otra vez el maniquí vacío que sostenía el supuesto trabajo de los tejedores. No veía ningún traje pero aún así se acerco con una sonrisa en los labios y fingió evaluarlo con todo detalle...

const traje = {
  camisa: null,
  pantalones: undefined,
  zapatos: ""
}

function evaluarTraje() {
  return (
    typeof traje.camisa === 'undefined' || traje.camisa === 'null' &&
    typeof traje.pantalones === 'undefined'|| traje.pantalones === 'null' &&
    typeof traje.zapatos === 'undefined' ||  traje.zapatos === 'null'
  )
}

if(evaluarTraje()) {
    console.log("Sois unos farsantes.")
} else {
  console.log("¡Magnífico! ¡Soberbio!")
}

¡마그니피코! ¡소베르비오! ¡Digno de un emperador como yo! - gritó entusiasmado.

Los tejedores se ofrecieron entonces a vestirle para que pudiera salir a pasear con su nuevo traje. Cuando el emperador estuvo vestido salió a la calle y paseo por la calle principal de su reino. Uno tras otro los súbditos salían de sus casas a contemplar el paso del rey y elogiaban la belleza de su traje. Hasta que en medio de los elogios se oyó a un niño que gritaba:

const traje = {
  camisa: null,
  pantalones: undefined,
  zapatos: ""
}

function evaluarTraje() {
  return (
    !traje.camisa &&
    !traje.pantalones &&
    !traje.zapatos
  )
}

if(evaluarTraje()) {
    console.log("¡Qué traje tan magnífico!")
} else {
  console.log("¡Pero si está desnudo¡")
}

¡Pero si está desnudo¡

Entonces todo el pueblo comenzó a burlarse del emperador, pero el monarca, fingiendo tener la razón, continuó su paseo con la cabeza bien alta